Todos los años por estas fechas llega la temida semana, la tengo marcada en negro en el calendario. Toca hacer limpieza, la limpieza de armario. Cada primavera después de exámenes a mi regreso a casa mi madre me está esperando y no precisamente con los brazos abiertos, sino con varias bolsas para que las llene de “esto no me lo voy a poner más”, “esto ya no me vale” y “esto está demasiado viejo”.

Sin darnos cuenta vamos acumulando cosas y más cosas, ya no solo ropa sino también cosas en las estanterías que no pasan de ser un mero almacén de polvo y artilugios inútiles. Y solo queda una solución ponerse en el centro de la habitación, brazos en jarra inclusive, y empezar a meter en un saco todo aquello que sobra. Sin remordimientos, sin pensarlo demasiado,…

Tras varias horas y más de un quebradero de cabeza, me di cuenta de que más del 50% de las cosas que tenía en el armario ya no me las ponía y, lo mejor de todo, no había pensado en ellas en mucho tiempo y, mucho menos, me acordaba que existían. Lo único que hacían era ocupar un espacio que podría ser útil para otras cosas en un futuro. Liberación, amplitud y descubrimientos, si reencuentros con prendas que pueden dar mucho juego y objetos que pensaba comprar y ya tenía. Nuevas combinaciones viene a mi cabeza, estampados y tejidos que creía olvidados. Convertir, jugar, recrear.

Tal es el caso de este pantalón, me gustaba mucho y me lo ponía bastante, pero quedaron relegados al fondo del armario, al “cajón del olvido”. Estoy segura de que muchos de vosotros tenéis prendas fantásticas que creíais desaparecidas . ¿A qué esperáis para hacer una limpieza de armario?

[Blusa: zara; pantalón: vero moda; sandalias: bershka; bolso: bershka; gafas: ray ban]

Nos vemos pronto, 

Con amor, 

A.